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Relato histórico sobre cómo María García Gómez entronca con artistas del Siglo XVIII

María García Gómez (1699-1780)

Por Juanjo Gilsanz Otero

En Navalmanzano, el 6 de octubre de 1699, fue bautizada “por necesidad” María García Gómez, una niña nacida en el seno de una familia de agricultores de cierta posición.

Sus padrinos fueron Felipe Gómez y María Carrión [1].

Los Gómez estaban emparentados con los Carrión, un linaje de hidalgos (pequeña nobleza) del pueblo, y con los Bielma, de los que podemos destacar al “fiel de fechos” Antonio de Bielma (una especie de secretario del Concejo, que desempeñó su oficio un siglo antes).

La salida del anonimato histórico de María comienza al entroncar con una familia de artistas de primer nivel, afincados en Nava del Rey (Valladolid).

Casó nuestra paisana con Pedro Salvador Carmona, quien había venido a Navalmanzano, quizás a realizar el retablo de la ermita de Santa Juliana y, con toda seguridad, a dar algunos retoques al del Altar Mayor de la iglesia parroquial (hoy en aquella ermita).

En la hornacina del lado de la Epístola, entre las líneas doradas de la decoración de estofado sobre fondo rojo, puede leerse una fecha y un nombre que dejan constancia de la autoría de esa restauración:

24 mayo / año 1724 Pedro Salba / dor

Aquel matrimonio convirtió a María García Gómez en cuñada de Luis Salvador Carmona, quizás el mejor imaginero español de ese siglo.

Pasados algunos años, fue madre de Manuel Salvador Carmona García, quien llegó a ser el más importante grabador del siglo XVIII español, tanto que sería nombrado Grabador de Cámara de Carlos III.

Los desposorios de su hijo Manuel con Anna María Mengs, también pintora de corte del infante D. Luis y académica de honor de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, hicieron a nuestra coterránea consuegra del destacado artista bohemio Rafael Mengs, pintor de cámara en las cortes europeas de Dresde, Madrid, Viena… [2]


[1] Libro de Bautizados 1684-1746. Folio 63. Archivo Parroquial de Navalmanzano. Recibió los santos óleos del cura párroco D. Antonio Muñoz, quien le puso por abogado a San Miguel.

[2] FERNÁNDEZ GARCÍA, Matías: Parroquia madrileña de S. Sebastián: algunos personajes de su archivo. Caparrós editores. Págs. 172-174. Madrid, 1995.
Es recomendable leer las trayectorias profesionales de los cuatro grandes artistas que he resaltado en negrita.

Árbol genealógico de María García Gómez

María García Gómez, que, por sus orígenes, parecía destinada a ser esposa y madre de campesinos, se relacionará con los mejores pintores, tallistas, grabadores… de su época.

Se conserva un grabado de ella y de su esposo, realizado por su hijo Manuel en 1780, que éste regaló a sus amigos tras el fallecimiento de sus padres.

A continuación, y con un lenguaje más actual, “novelo una carta” que Manuel Salvador Carmona García podría haber escrito a su amigo Tomás López de Vargas Machuca, un excelente cartógrafo y grabador de mapas español.

Mapa de la Provincia de Segovia, de D. Tomás López de Vargas Machuca. Año 1773. Cámara Oficial de Comercio e Industria de Segovia.
Mapa de la Provincia de Segovia, de D. Tomás López de Vargas Machuca. Año 1773. Cámara Oficial de Comercio e Industria de Segovia.

La carta «novelada»


Madrid, 25 de noviembre de 1780.

Querido amigo, Tomás:

Espero que, al recibo de esta carta, te encuentres bien. Anna y yo sí lo estamos. El pasado día 13 del corriente me mostraron el mapa que elaboraste hace algunos años de la provincia de Segovia, incluidos sus sexmos y su condado de Chinchón.

Me quedé impresionado de tu exactitud y capacidad para cálculos de escala y para captar los más útiles detalles de los espacios. Mi enhorabuena por ese trabajo, que me ha transportado a esos años de juventud y aprendizaje en París, de tan buenos recuerdos.

No sé si te ha llegado la noticia de que este maldito 1780 se ha ensañado con mi familia y me ha tocado presenciar la muerte de mis padres. Les hice un grabado cuando aún se encontraban bien de salud y, al igual que a otros amigos, te hago llegar una copia con estas letras.

Infografía de Pedro de Salvador Carmona y María García Gómez
Grabado de Pedro de Salvador Carmona y María García Gómez.
Foto: http//:bibliotecadigital hispánica.bne.es

Como puedes comprobar en el grabado, no se trata de un dibujo academicista sino íntimo y personal, de dos personas con toda una vida de convivencia, entregados a sus hijos, a quienes nos ayudaron a encontrar un camino en nuestras vidas.

El trampantojo con dos chinchetas enmarca a dos ancianos que reflejan el sitio que ocuparon en su largo matrimonio: él, preocupado por los bienes y el futuro profesional que se les pueda abrir a los de su familia; ella, por cumplir fielmente su labor de ama de casa; él, quizás triste por no haber alcanzado la maestría de su hermano Luis; ella, en un segundo plano y con la mirada baja, sumisa ante el poderío y autoridad de su marido…

Como sé que te gustan las historias de amor, en su recuerdo y memoria, te voy a contar el inicio de la de mis padres… Del taller de ensambladores de Nava del Rey salieron mi padre y mi joven tío Luis a un pueblo de Segovia llamado Navalmanzano.

Tenían el encargo de hacer un pequeño retablo para su ermita de Santa Juliana y, además, retocar y estofar el del Altar Mayor de su iglesia parroquial. En la misa de la Invención de la Santa Cruz del 3 de mayo de 1724 se inauguró el retablo de esa ermita y, a la salida, se hicieron bailes en su explanada [3].

Los tallistas, que asistieron a esos bailes, recibieron las felicitaciones del cura y del Concejo por su trabajo. Mi padre me contó que se fijó en una moza del pueblo que, aunque tímida, iluminaba el cerro del templo cuando le miraba. Ella se quedó prendada de ese forastero que tenía modales distintos y una manera de hablar que embelesaba.

Desde ese día se las ingeniaron para verse junto a la Fuente de Beber, en el Ejido de Arriba, o para encontrarse en la iglesia, donde él estofaba las tablas del retablo del Altar Mayor mientras ella pasaba las cuentas del rosario sin llevar la cuenta de los rezos.

Unos días después, justo al acabar su trabajo en el retablo del templo parroquial, se dieron su primer beso bajo las miradas complacientes de San Justo y San Pastor. Mi padre escribió esa fecha en la hornacina del lado de la Epístola y la firmó: 24 mayo año 1724 Pedro Salba / dor.

No me resultó fácil encontrar, entre las líneas doradas y el fondo rojizo, ese secreto de enamorados…

Detalle del estofado del retablo de Santa Juliana [4]

Un abrazo de este tu amigo, que te extraña:

Manuel Salvador Carmona García.


[3] Ese retablo de Santa Juliana desapareció. Quizás fue uno que la iglesia, más tarde, vendió a la ermita de San Roque.

[4] Con gratitud a mi amigo Luciano Cáceres Criado, descubridor del “grafiti”, y a D. José María Román Muñoz, párroco de Navalmanzano, por facilitarme, tan amablemente como siempre, la consulta del Archivo Parroquial.

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